Testimonios:
"Any" (seudónimo utilizado para mencionar a la persona que fue grabada off the record para realizar la investigación y comprobar el incumplimiento de la ordenanza, la vulnerabilidad y falta de eficacia que ésta tiene) es la dueña del kiosco de calle San Juan entre Balcarce y Oroño. La Ordenanza Municipal 7630 no se cumple.
Domingo 3 de febrero de 2013, 23.30 horas. Fui a un kiosco a comprar una cerveza en horario no permitido. Este es el diálogo que mantuve con "Any", la dueña del comercio:
- Hola, como estás, ¿me vendes una cerveza?, fue la primer pregunta que hice para entrar en confianza con la vendedora e intentar que me venda lo que estaba buscando fuera del horario permitido.
- 5 minutos de retraso, me dijo ella, entre risas, estás perdonado argumentó a lo cual respondí con otra carcajada.
- "Mientras que no esté la GUM aquí no me interesa, no quiero vender yerba y azúcar", confesó la kiosquera y agregó: "es hasta las 11 de la noche pero si vienen con una bolsita no pasa nada".
- "Si la metes en la bolsa no te pueden registrar, no pasa nada", afirmó "Any".
- Para indagar un poco más y conocer la historia de Any y su comercio le pregunté, si en sus más de 30 años como kiosquera tuvo inconvenientes por vender alcohol.....¿Tuviste problemas alguna vez?
- "Tuve que pagar una multa de 1000 pesos, estuve clausurada 15 días y me hicieron marcar los dedos en Tribunales por vender un porrón", declaró Any, explicándome que fue sancionada por vulnerar la ordenanza y, aún así, sigue vendiendo alcohol pero con algunos recaudos.
- ¿En cuánto tiempo te levantaron la infracción?
-"No pude abrir hasta que pagué los 1000 pesos, quedé escrachada, y si reincidía no podía abrir más el negocio", dijo y explicó cuál fue el motivo de la clausura: " al tipo que le vendí el porrón se fue enfrente, lo tomó sentado en el zaguán de una casa y cuando pasó la GUM dijo que se lo vendí yo".
- "El tipo me mandó al frente, esto fue hace ya casi 10 años", además aclaró que en ese momento la GUM se presentó en su comercio, le pidió todos los papeles y le clausuró el local: " me pidieron el matafuego, certificados, habilitaciones, los últimos recibos de todas las compras y ventas que hice, qué se yo hasta el bucodental".
- Para finalizar contó que esa fue una experiencia desagradable para ella ya que por vender una cerveza la pasó muy mal: "me llevaron a la comisaría, marqué los dedos, me clausuraron el local, me sentí una delincuente. Tuve que realizar el descargo en tribunales y, recién después de pagar la multa pude abrir, ahora me cuido y solo le vendo alcohol a conocidos y a quienes vienen con bolsos. Hay gente que me conoce, sabe que estoy abierta y vienen hasta del monumento, pero ya saben que tienen que traer bolsos o mochilas".
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